EL TIEMPO ESTÁ LOCO!!
Probablemente, esta expresión sea una de las más utilizadas durante estos días por mucha gente. Tras un invierno sin apenas una gota de lluvia y unas temperaturas casi veraniegas en meses como noviembre o diciembre, ahora disfrutamos de una primavera cargada de mal tiempo, frío y más típica de invierno que del mes de abril. ¿Qué está ocurriendo? Y lo que más me inquieta… ¿cómo nos está afectando?
La razón de este post, surgió el domingo pasado mientras veía un programa en la televisión en el que aparecía Antoni Bulbena, un psiquiatra catalán experto en una disciplina que jamás había escuchado antes, la “biometeorología humana”. Y es que en tiempos donde cada vez es más urgente que nuestros gobernantes se den cuenta de la importancia de “hacer políticas” que luchen contra el cambio climático, los investigadores han demostrado una relación directa y de sentido común entre nuestro clima y nuestra salud.
Seguramente habréis escuchado alguna vez el clásico ejemplo de la tasa de suicidio en Suecia: Resulta insospechable que un país con unos índices de calidad de vida y bienestar social tan altos, posea una tendencia al suicidio varias veces por encima de la española, a no ser que recurramos a factores ambientales como las horas de luz solar de la que pueden disfrutar nuestros vecinos suecos (hay meses donde apenas tienen 6 horas de sol al día).
¿Formáis vosotr@s parte de ese 30% de personas que son meterorosensibles? Si sois capaces de detectar cuando lloverá o saldrá el sol, la respuesta es sí. También habréis escuchado hablar de las bondades del “clima mediterráneo” que tiene su base en temperaturas templadas, gran luminosidad solar y mucha cohesión y vida social, un claro ejemplo de cómo el clima puede modelar incluso el carácter de personas, grupos sociales e incluso regiones enteras.
¿Y qué me contáis sobre el mito de la cantidad de “locos” que hay en sitios como Tarifa o Cádiz? Pues según la biometeorología no es descabellado pensar que en lugares con fuertes rachas de viento habituales se producirían mayor número de trastornos de tipo emocional, cuadros de ansiedad y episodios depresivos. Y es que cuando sopla el poniente y el levante… ya se sabe.¿Acaso no os pasa a vosotr@s que cuando llegan los meses de otoño e invierno y la falta de luz entráis en un estado de semi-letargo y apatía generalizada? En el fondo no somos muy diferentes a los osos cuando hibernan. De hecho, la fototerapia se está usando con bastante éxito en el tratamiento de la depresión y la exposición de nuestra retina a la luz solar o incluso lámparas led mejora considerablemente los síntomas depresivos. Tan sencillo como que la luz del sol actúa sobre los receptores de la serotonina afectando así de manera directa sobre nuestro estado de ánimo. Es tan sencillo como usar nuestro sentido común, si nuestro entorno y nuestro clima influyen de forma tan directa en nuestra salud física y psíquica, seamos egoístas: ¿No merece la pena cuidar de él y mejorarlo para vivir mejor?