BASURA!!! PUES DÉJAME DOS BOLSAS…
El otro día, mientras tomaba el primer café de la mañana antes de subir a la oficina, me sorprendió el siguiente titular: “Suecia se queda sin basura y debe importarla de Noruega”. Lo cierto es que mi primera reacción fue de sorpresa, pero tras leer a fondo la noticia, esta sorpresa se transformó en “envidia de la mala”.
¿Cómo pueden ser dos sociedades occidentales tan diferentes en torno a un tema como puede ser el reciclaje? No es tan solo envidiable la cultura de la reutilización y separación de residuos que ha conseguido implantar este país, sino que además han usado el escaso volumen de basura que generan para producir energía eléctrica y aprovecharla en los hogares. Poca gente no estará de acuerdo conmigo en que es un modelo totalmente envidiable.
Hace dos años y medio hablé en PSICOAMBIENTALIA sobre el modelo “waste= food” que crearon Michael Braungart y William McDonough, donde se eliminaba el concepto de residuo intentando cerrar siempre el círculo y haciendo que los desechos pasasen de nuevo a la naturaleza transformados en alimento. Seguimos teniendo el dudoso honor de ser la única especie del planeta que genera residuos que van a parar al planeta… y no pocos. El modelo sueco sería un paso intermedio en el camino hacia conseguir esa utópica realidad de eliminar el concepto de residuo.
Pero volvamos a la realidad de Suecia. ¿Cómo consiguen nuestros vecinos suecos reutilizar, separar y reciclar el 96% de su basura? ¿Es exportable ese modelo a una sociedad como la española? Detrás de esta realidad “verde” hay décadas de trabajo en silencio, campañas de educación ambiental, comunicación y una apuesta decidida del gobierno por hacer más sostenible un país entero. Ojalá fuese tan sencillo como meter un pen drive en el puerto usb de la cabeza de cada ciudadano y copiar la carpeta “reciclar”, pero lo cierto y verdad es que llegar a ese nivel de concienciación y automatización de conductas proambientales no es fácil. Podríamos resumirlo en que para el sueco de a pie, reciclar es un acto reflejo.
Comportamiento Proambiental (CPA)
Recurriendo a nuestra herramienta favorita, que es la Psicología Ambiental, tendríamos que hablar del Comportamiento Proambiental (CPA), pero ¿qué hace más probable que un individuo o un grupo de personas actúe a favor del medio ambiente? Evidentemente, la respuesta no debe ser fácil, porque si no ya se habría hecho.
Pues bien, numerosos estudios científicos nos revelan que para que una persona se comporte proambientalmente ha de estar bien informado (conocimiento), ha de tener una predisposición e intención de comportarse a favor del medio ambiente (actitud) y por último ha de poseer una serie de habilidades y competencias ambientales que previamente ha adquirido a través del aprendizaje (habilidades).
Estos serían los 3 pilares que sustentan y predicen la Conducta Proambiental:
– CONOCIMIENTO: Mientras mejor conozca la persona la problemática ambiental, más probable será que actúe para solucionarla.
– ACTITUD: Si la persona ha adquirido actitudes ambientales a temprana edad y tiene intención de comportarse de forma ecológica, será más probable que acabe haciéndolo.
– HABILIDADES: A mayor competencia ambiental a través del aprendizaje y el entrenamiento, mayor probabilidad de actuar proambientalmente.
Como dije anteriormente, no es sencillo copiar un modelo y extrapolarlo a países y entornos diferentes, pero también es cierto que estos tres aspectos influyen de forma idéntica a suecos, españoles y noruegos a la hora de comportarse de forma sostenible, la única diferencia está en la eficacia de los programas de educación ambiental y las políticas ambientales de sus gobiernos.
Si los suecos lo han conseguido… ¿por qué nosotros no? ESPABILEMOS!!!